Tocamos diana pronto, a las 8 estabamos listos en la puerta de las habitaciones para hacer el check-out del primer hotel y poner rumbo a la estación central donde nos hicieron un descuento en la compra de los billetes al considerarnos grupo. Cada billete nos salió por 128 DKK.Por eso es mejor comprar los billetes en ventanilla y no en los puestos automáticos. Nos pidió los carnets (o pasaportes) ya que cruzábamos a otro país.
El viaje en tren duró cerca de 40 minutos. Pasamos por el puente de Oresund por la zona de abajo desde la que se aprecian los molinos de viento que hay en el agua y se ve crecer poco a poco la ciudad de Malmö en Suecia. Lo más llamativo de esta ciudad es el edificio que parece que está retorcido. Se puede ver desde bastante distancia y sirve como un pequeño punto de referencia.
Nos bajamos en la estación central de Malmö y en 5 minutos estábamos en la oficina de Hertz donde habíamos reservado un coche a través de autoeurope.com. El coche nos salió por 400€ los 8 días así que no nos podemos quejar. Después de realizar los papeleos oportunos en la oficina, nos dieron las llaves de un Volvo V70 (bastante más grande y cómodo que el que habíamos reservado) que recogimos en un parking cercano.
Tardé un poco en hacerme con el coche, desde la forma de arrancarlo, hasta la forma de de poner/quitar el freno de mano eran nuevas para mí, y eso que en Noruega llevamos un V50 que debería haber sido parecido.
Salimos de Malmö rumbo a Copenhague otra vez. Tardamos bastante en encontrar el camino ya que no está demasiado bien indicado pero, una vez que lo encuentras no tiene pérdida. Hay que atravesar el puente de Oresund (o ir con un ferry) de vuelta. El puente, que cruzamos a las 10:30 me pareció bonito y muy curioso, hay una zona sobre el agua y luego una zona bajo el agua, en el lado danés. Se puede pagar en euros (40€), coronas danesas (295 DKK) o coronas suevas (360 SEK).
Al atravesar el puente nos dirigimos a Roskilde, donde están enterrados los reyes daneses y donde hay un bonito museo vikingo. El viaje no es muy corto a pesar de que la distancia no es mucha porque hay bastante tramo con rotondas y semáforos. Según llegamos aparcamos junto a la catedral y echamos un vistazo rápido (está incluido con la Copenhague Card) a las tumbas de los reyes. Entre los ilustres enterrados en la catedral está Harald Bluetooth (que daría nombre al protocolo Bluetooth 802.15).
De ahí fuimos al museo donde no pudimos montar en el barco vikingo que te da una vuelta por la zona porque los billetes que quedaban eran para bastante más tarde y la agenda estaba un tanto apretada. Sí nos montamos en una réplica que tienen construida para sacarnos las típicas fotos, y vimos el museo, con los restos de los barcos, la zona de exposición, etc. Está chulo pero me gustó más el de Oslo.
Y sin más que hacer en Roskilde cogimos el coche y pusimos rumbo a los acantilados blancos de Mon, Mon Klint. El paseo en coche es largo, y el GPS nos iba a jugar una mala pasada... siempre nos hace alguna pero bueno, al final se llega. Nos llevó por algunas carreteras maluchas buscando la ruta más corta, y luego la batería del móvil se quedó tiritando (y nos faltaba todavía el tramo de carretera más largo del viaje). Conseguimos llegar al centro de visitantes tras dar bastantes vueltas (ibamos un poco a ciegas siguiendo los carteles que nuevamente no eran demasiados). La niebla que había en la zona era impresionante. No se veía nada, por lo que las vistas no fueron todo lo espectaculares que son, y aún así merecieron la pena. Aprovecho para agradecer a la gente del centro de visitantes que nos puso a cargar el móvil en su mostrador.
Bajamos los trescientos y pico de escalones que hay hasta la orilla en medio de una niebla considerable. No pudimos pasar a la orilla porque la marea ya estaba alta y tampoco queríamos arriesgarnos a mojarnos demasiado. Comimos eso sí a base de sandwich que habíamos comprado en un 7 eleven de Copenhague con las vistas del agua y la cima de los acantilados oculta por la niebla. Una imagen bonita.
A nuestro regreso el móvil ya tenía un 70% de bateria por lo que sin abusar del GPS que se la come, desandubimos el camino para llegar otra vez muy cerca de Roskilde, camino de Arhus. Es una etapa del viaje de la que sólo merece la pena mencionar el segundo puente que atravesamos, el Storebaelt, que es practicamente tan largo como el de Oresund (y casi tan caro, 220 DKK o 31€) y que cruzamos a las 18:20. A mi me gusto más este puente que el otro, puede que al verlo con más luz me llevara una mejor imagen.
Y por fin, después de un buen rato a las 20h llegamos a Arhus. No vimos nada esa noche, aparcamos cerca del hotel y aprovechamos que era tarde y fin de semana para no pagar, que el aparcamiento es algo muuuy caro. Hicimos el check-in y subimos a las habitaciones. El hotel era de la misma cadena que el de Copenhague, el Cabinn Arhus. Teniamos vistas a los canales.
Después de dar una rápida vuelta por las inmediaciones del hotel, ya que para variar, había empezado a llover, elegimos un mexicano y la verdad es que salimos bastante decepcionados no sólo por la comida que toda tenía el mismo sabor, sino por el servicio que fue bastante malo. Por eso decidimos compensarnos a nosotros mismos entrando en un 7 eleven y comprando una tarrina grande de Ben&Jerry que comimos a cucharazos en la habitación!
Habíamos hecho 600km con el coche y no habíamos parado mucho allí donde había algo que ver, así que estábamos bastante cansados. Nos fuimos a la cama con la mirada puesta en la punta de Dinamarca, la zona de Skagen.
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