viernes, 10 de agosto de 2012

Dia 11, Estocolmo

Amaneció despejado ¡aleluya!

Fuimos caminando disfrutando del día hasta el embarcadero donde se coge el barco que lleva al Palacio de Drottningholm, que está a unos 45 minutos en barco desde Estocolmo y que es la residencia de verano de los Reyes Suecos.

El trayecto fue muy bonito y tranquilo, cogimos el barco a las 11 y a las 11:50 llegamos al recinto. El recinto lo forman varios edificios, el palacio, el teatro, el pabellón chino, los jardines, etc.

El palacio es más pequeño que el palacio real y no está tan ornamentado, es más sobrio, pero muy bonito. Lo vimos en poco tiempo.

Tras ver el palacio cogimos la visita guiada al teatro a la una de la tarde. La visita la hace una guía vestida de época. Merece la pena porque el teatro se sigue empleando pese a ser muy antiguo. Nos hicieron una demostración de cómo hacen los ruidos ambientes (truenos, viento, etc) que resultó muy curiosa.

A las 14 nos dirigimos hacia el pabellón chino. Un recinto pequeño pero muy bonito decorado al estilo chino, con piezas de porcelana china, etc.
Vista frontal de Drottningholm

Vista trasera del palacio de Drottningholm

Drottningholm desde los jardines

Pabellón chino
Tras un paseo por los jardines tomamos el barco de regreso a las 16. Sobre las 17 teníamos pensado visitar el Ayuntamiento, pero cuando llegamos estaba todo vendido.

Con esta tesitura decidimos ir en metro hasta Globen, la estación donde está el Top of the Globe. Una esfera que cobre un palacio de deportes en la que puedes montarte y desde la que se tiene una vista aérea impresionante de Estocolmo. Tuvimos problemas porque el metro estaba de obras y tuvimos que hacer trasbordo a un autobús (la atracción estaba cerca pero no lo sabíamos). Llegamos y en cuestión de 20 minutos nos montamos en la cabina de cristal que realiza la subida hacia la cima de la esfera. Tomamos una fotos muy buenas con el cielo despejado y bajamos.
Cabinas del Top of the Globe

Cima de la esfera

Algunas vistas
De ahí fuimos otra vez a la zona de los museos a ver si nos daba tiempo a entrar al Skansen. Un museo al aire libre en el que hay desde animales hasta edificios tradicionales suecos. Desafortunadamente faltaba poco para cerrar y no entramos, lo dejaríamos para el día siguiente.

Donde sí entramos, aunque sólo fuera a dar un paseo es al Tivoli. Y no me he equivocado. Estocolmo también tiene un Tivoli al igual que Copenhague. Dimos una vuelta por el recinto viendo las atracciones, tabletas de chocolate enormes, etc.



Y volvimos al centro de Estocolmo, más concretamente decidimos cenar en el restaurante del primer día (el buffet de helados tuvo algo que ver...). Esta vez el servicio fue bastante malo, de hecho tardaron más de 30 minutos en servirnos el postre. Como nos quejamos nos invitaron a los postres así que tampoco nos salió tan mal la cosa.

Volvimos a la Ganla Stam y de ahí al hotel.

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